Hasta
hace poco la educación especial se contemplaba exclusivamente para
niños y
niñas con
discapacidades. Se entendía que alguien
con
altas capacidades no necesitaba ayuda.
Sin embargo hoy se sabe que son
muchas
las
personas
superdotadas
que fracasan si no reciben una atención especial o
simplemente no son comprendidas.
El estar por encima de los intereses propios de su edad hace que a veces, se les rechace o que se aíslen en su mundo interior. En ocasiones las clases ordinarias les parecen aburridas y terminan por presentar comportamientos inadecuados o disruptivos. Pueden parecer distraídos, arrogantes, raros. Pueden caer en la desmotivación y en el abandono. Durante sus años en la universidad, Albert Einstein pasó un verdadero calvario, ya que casi todas las asignaturas no le despertaban ningún tipo de interés y le quitaban las ganas de seguir adelante. La situación llegó a tal extremo que, años después, él mismo reconoció que había estado a punto de abandonar la física.
A la hora de integrarse en su grupo escolar pueden ser vistos como “cocos” con su velocidad de cálculo y sus conocimientos. A veces, los educadores les hacen sentir que su presencia les resulta incomoda. Todo conduce a que vaya bajando progresivamente su nivel de autoestima, intente ocultar su verdadera capacidad, cambie de personalidad y, en definitiva, provoque la aparición de conflictos internos de gravedad variable.
Evidentemente no todo es negativo, el niño o niña con altas capacidades posee múltiples características que le harán sentirse bien consigo mismo. Los superdotados, por norma general, se muestran más sensibles a temas propios de edades superiores. Se preocupan por cuestiones morales o de justicia, desarrollan mucho más su imaginación y tienden al perfeccionismo. Aunque para que estas peculiaridades se conviertan en virtudes, precisan lograr el equilibrio emocional adecuado.
Existen diversidad de opiniones y modelos educativos para dar respuesta a este alumnado. En algunos países se les ingresa en centros especiales donde se pretende desarrollar al máximo sus capacidades. En otros entre los que se encuentra España se intenta abordar su educación bajo el principio de la normalización, es decir, se les incluye en el sistema ordinario pero con adaptaciones curriculares o programas que les permitan avanzar a su ritmo.
Existen tres tipos de intervención:
• Adelanto de uno o dos cursos dependiendo del desarrollo emocional y social que presente.
• Programas de ampliación o enriquecimiento curricular.
• Programas avanzados específicos y extraescolares que les facilita el conectar con alumnado de sus mismas aptitudes e intereses.
Lo más importante en cualquier intervención educativa es partir del conocimiento del alumnado en cuestión, para orientar su educación hacia el aprendizaje significativo y al ritmo que permita su capacidad, marcándose retos, con el objetivo de obtener la satisfacción por aprender y sin olvidar a la persona, de forma que también se les ayude a interactuar con otras personas, a disfrutar de la vida poniendo los ingredientes para un buen desarrollo de su competencia social y emocional.
En este país se ha optado por la modalidad anterior pero, ¿qué pasaría si se crearan escuelas de superdotados? ¿Es el modelo actual el más adecuado?¿Está la escuela preparada para abordar este modelo de intervención con alumnado de altas capacidades?
Algunos superdotados, nos pueden sorprender por su gran capacidad intelectual, casos reales que podemos ver aquí.El estar por encima de los intereses propios de su edad hace que a veces, se les rechace o que se aíslen en su mundo interior. En ocasiones las clases ordinarias les parecen aburridas y terminan por presentar comportamientos inadecuados o disruptivos. Pueden parecer distraídos, arrogantes, raros. Pueden caer en la desmotivación y en el abandono. Durante sus años en la universidad, Albert Einstein pasó un verdadero calvario, ya que casi todas las asignaturas no le despertaban ningún tipo de interés y le quitaban las ganas de seguir adelante. La situación llegó a tal extremo que, años después, él mismo reconoció que había estado a punto de abandonar la física.
A la hora de integrarse en su grupo escolar pueden ser vistos como “cocos” con su velocidad de cálculo y sus conocimientos. A veces, los educadores les hacen sentir que su presencia les resulta incomoda. Todo conduce a que vaya bajando progresivamente su nivel de autoestima, intente ocultar su verdadera capacidad, cambie de personalidad y, en definitiva, provoque la aparición de conflictos internos de gravedad variable.
Evidentemente no todo es negativo, el niño o niña con altas capacidades posee múltiples características que le harán sentirse bien consigo mismo. Los superdotados, por norma general, se muestran más sensibles a temas propios de edades superiores. Se preocupan por cuestiones morales o de justicia, desarrollan mucho más su imaginación y tienden al perfeccionismo. Aunque para que estas peculiaridades se conviertan en virtudes, precisan lograr el equilibrio emocional adecuado.
Existen diversidad de opiniones y modelos educativos para dar respuesta a este alumnado. En algunos países se les ingresa en centros especiales donde se pretende desarrollar al máximo sus capacidades. En otros entre los que se encuentra España se intenta abordar su educación bajo el principio de la normalización, es decir, se les incluye en el sistema ordinario pero con adaptaciones curriculares o programas que les permitan avanzar a su ritmo.
Existen tres tipos de intervención:
• Adelanto de uno o dos cursos dependiendo del desarrollo emocional y social que presente.
• Programas de ampliación o enriquecimiento curricular.
• Programas avanzados específicos y extraescolares que les facilita el conectar con alumnado de sus mismas aptitudes e intereses.
Lo más importante en cualquier intervención educativa es partir del conocimiento del alumnado en cuestión, para orientar su educación hacia el aprendizaje significativo y al ritmo que permita su capacidad, marcándose retos, con el objetivo de obtener la satisfacción por aprender y sin olvidar a la persona, de forma que también se les ayude a interactuar con otras personas, a disfrutar de la vida poniendo los ingredientes para un buen desarrollo de su competencia social y emocional.
En este país se ha optado por la modalidad anterior pero, ¿qué pasaría si se crearan escuelas de superdotados? ¿Es el modelo actual el más adecuado?¿Está la escuela preparada para abordar este modelo de intervención con alumnado de altas capacidades?
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