martes, 28 de febrero de 2012

Inteligencia emocional

"Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo".  Aristóteles



Goleman, en su libro “inteligencia emocional”, anuncia la caída del cociente intelectual y de las pruebas para medirlo como forma principal  de obtener una medida de la inteligencia. Para este autor, y otros como Sternberg, la inteligencia no es sólo lo que miden los test, es mucho más. Proclama que el optimismo, la motivación, la empatía o el autocontrol son los verdaderos responsables de del éxito académico, social o laboral. Para este autor, la inteligencia emocional no se puede medir con un test de papel y lápiz, especialmente la empatía, ya que, requiere ser observada en situaciones reales, poniendo a prueba la habilidad real de la persona.

Podemos hablar de cinco competencias principales:

El conocimiento de las propias emociones.

La capacidad de controlar  las emociones.

La capacidad de motivarse a uno mismo.

El reconocimiento de las emociones ajenas.

El control de las relaciones.

Todos somos diferentes en cuanto al desarrollo mayor o menor de cada uno de estos aspectos pero, lo que es más importante, todos podemos aprender y mejorar nuestra competencia emocional.
Existen algunos test on line que intentan medir algunos aspectos de la inteligencia emocional. Ponte a prueba y ve a este enlace.
Síntesis de teorías y actividades.

4 comentarios:

  1. Cristian Barros:
    Según Aristóteles es fácil enfadarse, el problema es saber cuando ese enfado se da correctamente.
    Según varios autores importantes la inteligencia no es unicamente lo que miden los test sino que existen otros factores que determinan el nivel de inteligencia de la persona. La verdadera inteligencia según ellos se encuentra en emociones como la empatia, la motivación, etc y no se puede medir en test sino que debe analizarse en la vida cotidiana y en situaciones reales.
    Para saber aproximadamente el grado de inteligencia de una persona podemos fijarnos en cinco aspectos: El conocimiento de las emociones propias, la capacidad para controlarlas, la capacidad para automotivarse, el control de las relaciones y reconocimiento de las emociones de los demás. La inteligencia en cada persona es diferente según como se encaren esos aspectos pero tenemos que ser conscientes de que debemos aprender para mejorarlos.

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  2. Enfadarse es algo muy común entre humanos, pero al igual que muchas otras, se trata de una situación que ha de llevarse con cautela y coherencia, ya bien afirmaba Aristóteles que ha de hacerse teniendo en cuenta muchos factores como el grado del mismo y la persona a la que dirigimos nuestro enfado, por ello enfadarse correctamente no resulta tan sencillo como pensamos.
    Para autores como Goleman y Sternberg la inteligencia esta condicionada por la motivación, empatía o autocontrol y con ellos somos capaces de alcanzar el éxito académico, social o laboral.
    Encontramos cinco aspectos primordiales para medir el grado de inteligencia de un individuo: el conocimiento de las propias emociones, la capacidad de controlarlas, la capacidad de automotivacion, el reconocimiento de las emociones externas a uno mismo y el control de las relaciones. Según tengamos desarrollados estos aspectos nuestra inteligencia sera mayor o menor, pero sea cual sea la misma, siempre podremos mejorarla con esfuerzo trabajo y practica.

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  3. Goleman aporta en su libro que una persona inteligente no es sólo la que tiene una gran capacidad mental sino también de adaptación a las situaciones y afirma que la inteligencia va más allá de un test realizado en papel y lápiz.

    Un claro ejemplo es cuando se nos presenta una nueva situación en la vida y no sabemos afrontar la realidad y esto podría llevarnos a tomar decisiones precipitadas y cometer errores , pero a lo largo de nuestra vida y aprendizaje logramos saber lidiar con cada situación cada vez más conscientes de lo que hacemos y de qué decisiones tomamos.
    Finalmente podemos ver que con el paso del tiempo nuestra conducta emocional se puede ir moldeando.

    Nazaret Villar Alfaro / Isabel Freyre Montes 2ºBACH B

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  4. Pedro Nsue, Jonathan Cocha, Jose Ramos
    Siempre hemos oído decir que el Cociente intelectual es un buen indicador para saber si una persona será exitosa en la vida. La puntuación del test de inteligencia, decían, podía establecer una relación fuerte con el desempeño académico y el éxito profesional.

    No obstante, los investigadores y las corporaciones empezaron a detectar hace unas décadas que las capacidades y habilidades necesarias para tener éxito en la vida eran otras, y éstas no eran evaluables mediante ningún test de inteligencia.
    Las emociones juegan un papel vital en nuestro día a día y determinan nuestro éxito e influyen en nuestra inteligencia.
    Existen personas con un dominio de su faceta emocional mucho más desarrollado que otras. Y resulta curiosa la baja correlación entre la Inteligencia clásica (más vinculada al desempeño lógico y analítico) y la Inteligencia Emocional.
    Todos somos diferentes en cuanto al desarrollo de la inteligencia pero todos podemos aprender a controlar y mejorar nuestra competencia emocional.

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