viernes, 10 de septiembre de 2010

¿CAMBIAR O NO CAMBIAR?

¿Cómo nos tomamos los cambios? ¿Por qué hay personas que fácilmente se adaptan a nuevas situaciones y otras sufren por el más pequeño movimiento en sus vidas, ¿es que acaso, el ser humano no ha estado sometido continuamente a variaciones en su forma de vida, ideas, costumbres, hábitos? ¿Somos más felices cuando hacemos lo mismo de siempre?


Cuando hacemos algo rutinario tenemos la sensación de control y eso nos permite ocupar nuestra mente en otras cosas o simplemente desconectar, pero sobre todo, nos permite descansar, relajarnos. Luego, es posible que esa sensación de control sea la que satisface completamente a aquellos que son muy felices en su rutina.

Al contrario, cuando hacemos una actividad nueva, nuestro cerebro tiene que ser más activo, ya que una tarea nueva requiere más atención y por tanto, estamos más tensos, con más posibilidades de equivocarnos. Se genera por tanto un nivel de estrés que para algunas personas puede percibirse de forma negativa. Otras personas sienten una gran satisfacción cuando se ponen a prueba, cuando exploran, cuando se someten a nuevas situaciones. Es la satisfacción por el logro. Cuando hacemos siempre lo mismo el grado de satisfacción por haberlo logrado no es igual que cuando lo que hacemos es algo novedoso.

Todo depende de la idea que tengamos cada uno de nosotros de lo que significa ser feliz. Y no cabe duda de que, pueden ser conceptos completamente diferentes. ¿La felicidad llega o se construye? Algunas personas son felices porque viven placenteramente y esperan que lleguen las pequeñas satisfacciones a su pequeño espacio. Sin embargo otras necesitan salir a buscarla, probar lugares nuevos y nuevos estímulos. Quizás sea esa necesidad de cambio lo que hizo que el ser humano evolucionara.